Ya bien sabemos, el papel tan importante que desempeñan los canales comunicativos en el desarrollo de una sociedad, pues según Drake (1971) halló que los colombianos que ocupaban posiciones claves económicas, sociales y políticas en la comunidad, tenían suficiente poder de acceso a los medios de comunicación, lo que quiere decir que, éste fenómeno es capaz de promover públicos capacitados y a la vez crear una brecha entre éste estereotipo civilizado y las comunidades campesinas; comunidades que no cuentan estas misma características y posibilidades.
Según nos muestra el texto, Estados Unidos de América es el centro de investigación de todos los países menos desarrollados, cual ejemplo; el niño pequeño que quiere llegar a conocer o ser cuando grande como su artista o ídolo preferido. Así ocurre en este caso con Latino América. Se están llevando a cabo investigaciones amarradas a una sola cultura, Estados Unidos.
Con respecto a lo anterior, la comunicación tal como está en la región actúa en contra del desarrollo, advirtiéndose que la comunicación no puede actuar con autonomía, sino que necesita apoyo de muchos intereses económicos, cosa que tampoco favorece a Latino América en la investigación de comunicación, llegando al punto de que América Latina continúe sesgada por los modelos conceptuales foráneos procedente de Estados Unidos.
De manera que, los procesos de modernización en Latino América han tenido otros matices no relacionados con la comunicación, sino en otros campos. Asunto que pone en desventaja a América Latina, pues no se está apostando a investigaciones de la región misma en sentido de la comunicación, lo que hace que el desarrollo de estos territorios se frene.
Es por ello que, Beltrán propone la filosofía de que América Latina le apueste a la creación y exploración de métodos propios para crear producciones comunicacionales y que Latino América se convierta en ejercicio de investigación de la comunicación.
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